Pastoral Social de Caritas Chile - 2014

Pastoral Social Caritas Chile
Versión 1
04 de Noviembre de 2014

El acceso a los alimentos y el mantenimiento de un estado nutricional adecuado, resultan cruciales para la supervivencia de las personas en casos de desastre6.

Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana7.

La disponibilidad de alimentos inocuos, constituye un derecho humano, que contribuye a la salud y a la productividad. Además, brinda una plataforma efectiva para que exista progreso y mitigar los efectos de la pobreza. Las enfermedades transmitidas por alimentos y las enfermedades no trasmisibles, relacionadas con la dieta, ocasionan un impacto negativo, tanto social como económico.

Hoy enfrentamos en el mundo, una doble carga de enfermedad: La coexistencia de malnutrición por exceso y por déficit. En el caso de nuestro país, se traduce en un aumento de la prevalencia de obesidad y enfermedades asociadas, y el ocultamiento de déficits de micronutrientes que se pueden traducir en talla baja, especialmente en poblaciones más afectadas social y económicamente8.


En términos generales, para una adecuada intervención en seguridad alimentaria se sugiere considerar:

1. Toda intervención debe estar basada en una evaluación de las necesidades y capacidades de las comunidades. La evaluación de la seguridad alimentaria9 debe considerar: Disponibilidad, consumo y uso de alimentos y el acceso a ellos; factores que generan o pueden generar inseguridad alimentaria; el estado nutricional de la población antes y después de la ocurrencia del evento adverso; evaluación del mecanismo de respuesta más adecuado a la situación, acciones de respuesta por parte de otros actores y la complementariedad con éstas; análisis del mercado y economía local, considerando el efecto del evento adverso y las repercusiones que tendrá la respuesta en ellos; las estrategias de afrontamiento que aplican las comunidades y los grupos más vulnerables.

2. Las respuestas en materia de seguridad alimentaria se deben orientar a satisfacer las necesidades a corto plazo, aplicar el principio de “no causar daño”, reducir la necesidad de la población afectada de adoptar estrategias de afrontamiento que pueden ser perjudiciales y contribuir a restablecer la seguridad alimentaria a largo plazo10.

3. Se debe respetar la cultura local en el uso y consumo de los alimentos y promover la recuperación y desarrollo de la economía local. En este sentido, los productos alimenticios que se suministran son idóneos y aceptables para los destinatarios, a fin de que se puedan utilizar de forma eficiente y eficaz en el hogar11. Se debe considerar la posibilidad de distribuir alimentos preparados en los casos en que la población afectada no cuenta con medios para cocinar y evaluar la capacidad de las personas para almacenarlos. Los alimentos deben ser inocuos y de calidad adecuada.

4. Promover la salud alimentaria a través de acciones y mensajes basados en las Guías Alimentarias para la Población Chilena. Asimismo, se debe promover la higiene en la manipulación de alimentos.

5. Las acciones de promoción y protección de la alimentación del lactante y del niño y niña pequeños deberá basarse en la Guía Operativa de Alimentación de Lactantes y Niños/as Pequeños/as en Emergencias y el Código Internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la Leche Materna, así como las directrices y normativas en el ámbito nacional12.

6. La entrega de alimentos o de beneficios encaminados a restablecer la seguridad alimentaria (entrega de dinero en efectivo, transferencia de fondos o programas de trabajo por comida, entre otros) debe considerar mecanismos de selección de beneficiarios, entrega y distribución que reduzcan el riesgo de errores. Asimismo, deben establecer claros criterios de inclusión y exclusión.

7. Las raciones deben ser calculadas de forma que compensen la diferencia entre las necesidades nutricionales y lo que las personas pueden obtener por sí mismas. Es necesario tener en cuenta el adecuado equilibrio en los aportes de: Proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Asimismo, se debe tener en cuenta las necesidades adicionales de embarazadas y lactantes, las necesidades de niños y niñas pequeños, personas mayores y personas con enfermedades crónicas (especialmente VIH/PVVS).

8. Se debe considerar el impacto ambiental de la respuesta, especialmente en temáticas relacionadas a producción y manejo de residuos, afectación y explotación de recursos naturales, usos de suelos, contaminación de aguas, entre otros.

9. La distribución sin destinatario determinado – gratuita o subvencionada – de preparados para lactantes, leche en polvo, leche de consumo directo o productos lácteos como únicos productos básicos (se incluye aquí la leche para tomar el té) no debe incluirse en los programas de distribución general de alimentos o de alimentación suplementaria para llevar a casa, porque su utilización indiscriminada puede causar peligros graves para la salud. Toda respuesta en la que se incluya la leche, debe conformarse a la Guía Operativa de Alimentación de Lactantes y Niños/as Pequeños/as  en Emergencias y el Código Internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la Leche Materna13.

10.  Los lugares de almacenamiento deberán cumplir con la legislación nacional, especialmente en lo referente a condiciones sanitarias e higiénicas. Asimismo, deben estar secas, adecuadamente protegidas de las condiciones climáticas y sin contaminar por residuos químicos o de otro tipo. Deben estar protegidas contra plagas como insectos y roedores. Debe existir un adecuado sistema de manejo y control de inventario.

11. Se debe llevar un estricto registro de las donaciones recibidas, las personas beneficiadas y los artículos distribuidos. Si no es posible hacer el registro en las etapas iniciales de un desastre, se deberá efectuar en cuanto la situación se estabilice.

  1. El Proyecto Esfera. Carta Humanitaria y Normas Mínimas para la Respuesta Humanitaria. Normas mínimas sobre seguridad alimentaria y nutrición. Pág. 162.
  2. El Proyecto Esfera. Carta Humanitaria y Normas Mínimas para la Respuesta Humanitaria. Normas mínimas sobre seguridad alimentaria y nutrición. Pág. 163.
  3. Ministerio de Salud de Chile, consultado 04 de enero de 2014 en: http://web.minsal.cl/ALIMENTOS_Y_NUTRICION
  4. Para evaluaciones de la seguridad alimentaria, puede consultar las Directrices Generales para la Evaluación de la Seguridad Alimentaria, FICR, 2008, o el Manual para la evaluación de la seguridad alimentaria en emergencias, PMA, segunda edición, 2009.
  5. El Proyecto Esfera. Carta Humanitaria y Normas Mínimas para la Respuesta Humanitaria. Normas mínimas sobre seguridad alimentaria y nutrición. Pág. 199.
  6. El Proyecto Esfera. Carta Humanitaria y Normas Mínimas para la Respuesta Humanitaria. Normas mínimas sobre seguridad alimentaria y nutrición. Norma 2 sobre seguridad alimentaria – distribuciones de alimentos: idoneidad y aceptabilidad.
  7. Para mayor información: http://www.achipia.cl. Para necesidades nutricionales, puede consultar la Guía de Alimentación Saludable y Necesidades Nutricionales del Adulto.
  8. El Proyecto Esfera. Carta Humanitaria y Normas Mínimas para la Respuesta Humanitaria. Normas mínimas sobre seguridad alimentaria y nutrición. Pág. 212.