Un milagro “no es hacer lo imposible” –ha matizado el Papa–. El milagro es “encontrar en el enfermo, en el desamparado que tenemos delante, a un hermano”. Estamos llamados a reconocer en el receptor de las prestaciones el “inmenso valor de su dignidad como ser humano, como hijo de Dios”, exhortó.
Asimismo, Francisco se refirió a la importancia de la palabra “cuidar”: Curar a los enfermos no es simplemente la aséptica aplicación de medicamentos o terapias apropiadas. Ni siquiera su sentido primigenio se limita a buscar el restablecimiento de la salud, explica.
Cuidar, curar
Atender, preocuparse, cuidar, hacerse responsable del otro, del hermano… Todo eso significa el verbo latino “curare”, y ha reconocido que los “curas” deberían aprender mucho sobre eso, “pues para eso nos llama Dios”. Los curas estamos para “cuidar, curar”, ha añadido.
Sobre el término “confianza”, el Santo Padre ha destacado dos ideas: En primer lugar, ha señalado que en la confianza del propio enfermo en sí mismo, en la posibilidad de curarse, “estriba gran parte del éxito de la terapia”, en segundo lugar, ha alertado de que hoy corremos el riesgo de que los términos del “contrato” –por la burocratización y complejidad del sistema sanitario– sean los que establezcan esa relación entre el paciente y el agente sanitario, rompiendo de esta manera esa confianza.
Otra de las reflexiones efectuadas por el Papa fue que: “Es necesario que los profesionales de la salud y cuantos se dedican a la asistencia sanitaria se comprometan en una continua actualización de las necesarias competencias, de modo que siempre puedan responder a la vocación como ministros de la vida”.
Fuente: Pastoral Social Caritas
CECh, 03-10-2018