“Soy la voz y rostro de las privadas de libertad”

Nelly León Correa

“Soy la voz y rostro de las privadas de libertad”

La Capellana nacional de la Penitenciaria Femenina, Nelly León Correa , recibió el premio Nativa como “Chilena del año”, por el inmenso trabajo que realiza con las mujeres privadas de libertad. Conversamos con ella sobre el significado de este nuevo reconocimiento y de los grandes temas en torno al trabajo de la Pastoral Carcelaria, en especial su labor con las internas de Santiago.

 
Domingo 30 de Septiembre de 2018
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El premio Nativa, fue entregado el 27 de septiembre, a un grupo de personajes y personas comunes que se destacaron por su labor en historias ejemplares e innovadoras en diversas áreas como las artes, desarrollo sustentable, trabajo social, entre otras.

¿Qué significa para ti este nuevo reconocimiento?

Yo soy voz y rostro de las mujeres privadas de libertad y todos los reconocimientos que he recibido han sido siempre pensando en ellas, en su dignidad, en su libertad, en su empoderamiento, en que sean protagonistas de sus procesos de cambio; al fin de cuentas eso es lo que me mueve y si por ellas a mí me reconocen, bendito sea Dios por eso. Creo que hay muchas personas que hacen muchas cosas lindas y que debería haber muchos más reconocidos, pero si eso sirve para visibilizar su realidad, yo acepto todo.

¿Sientes que en tu diaria labor vas haciendo un aporte a las vidas de las mujeres privadas de libertad y en qué sentido?

Mi gran aporte ha sido el reconocerlas como personas, por sus nombres, sus historias, sus dolores, angustias, también sueños y esperanzas. Quererlas tal cual son, ayudarlas a que sean protagonistas de sus procesos de cambio, que se reconozcan heridas, porque solo la persona que se reconoce herida es capaz de buscar ayuda para sanarse y muchas de ellas han buscado ayuda en nosotros en la gente de la pastoral y estamos para eso, para ayudarlas a ponerse de pie, como lo decimos en la Fundación Mujer Levántate, que todos estamos llamados a ponernos de pie y empezar a caminar. Esto debe ser de la mano de otro que esté dispuesto a acompañarte en tu proceso y un poco esa es mi tarea y la del voluntariado y de los agentes pastorales y de los que se van sumando a esta hermosa tarea, que es compartir la vida con los más pobres entre los pobres.

“En la cárcel están los más pobres”

¿Hemos avanzado en la protección de la dignidad y derechos de los privados de libertad?

Creo que sí hemos avanzando, pensando especialmente en las mujeres, pero también soy consciente que falta mucho compromiso, mucho reconocimiento, que crean en ellas y ellos. Creo que el Estado, la sociedad civil y también los privados, tienen una tremenda deuda con los pobres, porque tal como le dije al Papa Francisco cuando vino a Chile: “En Chile se encarcela la pobreza”, lo sigo sosteniendo y así es, no es solo una frase. Definitivamente, en la cárcel están los más pobres. Entonces, creo que falta invertir en educación, en vivienda en espacios púbicos para que los pobres se desarrollen en un ambiente distinto y no lleguen a la cárcel por robar y/o traficar para poder vivir. Necesitamos darle un trabajo digno y para ello necesitamos que se eduquen bien. Tenemos una tremenda deuda, si todos nos pusiéramos la mano en el corazón y aportáramos, posiblemente no tendríamos los desastres que tenemos en las cárceles de Chile.

A propósito del Papa y su visita a Chile, desde el llamado que se hizo desde la Pastoral Carcelaria, ¿ha habido algún avance?

Desde la venida del Papa, lo que hemos logrado es un reconocimiento a la gente privada de libertad. Creo que hay un deseo profundo en algunas autoridades, especialmente desde el ministerio de Justicia a apostar por la reinserción. Creo que hay privados y empresarios que se están poniendo la mano en el corazón, hay compromisos de palabra y por escrito y tiendo a pensar que sí va a ser una realidad y ahí estaremos para lograr que esta realidad se cumpla, que se concretice el desafío de que los hombres y mujeres privados de libertad son personas por las cuales podemos apostar. Quiero agradecer de verdad la visita del Papa a la cárcel, porque eso permitió visibilizar, dar a conocer una realidad, que si bien, era conocida por muchos, sirvió para darnos cuenta que detrás de las rejas, de esos muros hay personas igual que todos con la misma dignidad, solo que se han equivocado fuertemente en la vida y no han tenido las herramientas para reconstruirse y restaurarse porque no se las hemos dado y ese es un deber como desafío y como sociedad y como Estado.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan?

No construir más cárceles, sino que más bien ese dinero sea invertido en la reinserción de las personas privadas de libertad, en darles educación, formación, en comprometernos en acompañarlos y que vivan en espacios y condiciones dignas. No acumular gente como acumular basura en los vertederos, las cárceles son asquerosas en Chile, el olor te golpea, no es donde hay personas. Cuando entras con los ojos cerrados confundes el olor de las personas con los animales. Entonces, yo creo que el principal desafío es que los que están presos vivan en condiciones más dignas, sino lo que vamos a hacer es generar más pobreza, más miseria más indignidad en esas personas.

¿Cómo se vive desde la Capellanía Femenina la crisis por abusos en la Iglesia?

Recuerdo que en algún momento, yo le dije a las chiquillas que teníamos que rezar por el Papa, por el desafío que tenía de limpiar la Iglesia, de que habíamos tocado fondo y sentía yo que estábamos en un hoyo profundo como iglesia chilena; y una mujer se acercó y me dijo que discrepaba conmigo porque estábamos viendo la luz, porque a través de todo lo que el Papa ha planteado y las denuncias que ha habido está saliendo a flote la oscuridad y entrando algunos rayitos de luz que nos dan mucha esperanza. Pero para ellas no es tema, siguen yendo a misa, siguen rezando, pidiendo su sacramento, confían en mí, en los sacerdotes que van y en ese sentido, creo que dentro de la cárcel, el tema de la crisis de la iglesia no nos ha afectado mayormente.

"Como iglesia todos estamos llamados a reconstruirla"

¿Cómo religiosa, cómo vives los casos de abusos en la vida consagrada femenina?

Encuentro que es terrible lo que estamos viviendo, creo que todos los consagrados nos hemos equivocado, hemos cometido errores muchas veces, pero en términos de abusos a otros, sobretodo a niños y niñas, ese es otro tema. Creo que afortunadamente somos muchos más los que andamos por la calle, los que vamos a pie, los que queremos ser cercanos, los que queremos vivir de acuerdo al legado de Jesús de Nazareth, que se juntó con la prostituta, con la samaritana, que sanó a los enfermos, que caminó con ellos, que se la jugó, a ese Jesús es el que yo sigo. De verdad, en la estructura eclesiástica lamentablemente, muchos han abusado, la jerarquía no ha tomado real conciencia del daño que tenemos, puede que muchos sean responsables, otros no. Si tu me preguntas a mí, yo nunca he sido abusadora, gracias a Dios, he cometido errores, pero nunca abusando de nadie. Tenemos que ponerle el pecho a las balas y asumir que todos somos iglesia y estamos llamados a que juntos podamos reconstruir esta iglesia en este momento de oscuridad en el que está, tengo esperanza de que vamos a salir de esto, ya que afortunadamente la iglesia no la conducimos las personas, es conducida por el Espíritu Santo y seguimos a Jesús de Nazareth, quien es nuestro principal ejemplo y es él a quien debemos seguir y su camino es muy distinto al de la jerarquía de la iglesia. Así es que si nos concentramos y volvemos a la centralidad como dijo el Papa, con rostros concretos como los emigrantes, encarcelados, niños y niñas , pobres, enfermos, creo que podemos retomar el centro que es el gran desafío que tenemos.

¿Cómo quieres ser recordada, cuál te gustaría que fuese tu legado?

Me gustaría ser recordada con una frase de mi fundadora que dice: “He amado siempre a los más pobres y los he amado con la fuerza de mi alma” y yo la traduciría como: “He amado a las más pobres, las privadas de libertad y las he amado con todas la fuerza de mi alma”, por ellas tiene sentido mi consagración, que me levante temprano que vaya todos los días a la cárcel, que me la juegue, que luche por la justicia y sus derechos, que sea la voz de ellas.

Fuente: Pastoral Social Caritas Chile
CECh, 30-09-2018